lunes, 2 de enero de 2006

La última línea de defensa

Cuando la ambición de dominio nos haya hecho progresar tanto como para darnos la oportunidad de erradicar de una vez por todas la conciencia de humanidad (o a la humanidad misma, tanto da), cuando nos encontremos, después de tanto denuedo y sudor, en el mismísimo trance de lograrlo, de avanzar el definitivo paso, sólo impedirá conseguirlo la misma humilde vibración que, nacida en el vientre y amplificándose poco a poco hasta inundar el pecho, impidió al soldado de la reina ejecutar a Blancanieves: la misericordia.

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