lunes, 22 de febrero de 2016

Los verdaderos beneficiarios del cambio climático

Marian Tupy nos señala las exigencias a las que nos tendremos que acostumbrar en los próximos años. Según lo establecido en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, para el año 2020 los países desarrollados habrán de proveer al Fondo Verde para el Clima de unos 100.000 millones de dólares anuales, que serán administrados por el fondo Verde para el Clima con el fin de ayudar a los países en estado de desarrollo a «establecer prácticas adaptativas y paliativas que combatan al cambio climático».
Atenta a este contexto tan favorable, la prensa oficial de Zimbabue publica editoriales en los que solicita la donación de hasta un 11% de su Producto Interior Bruto para combatir y aliviar los efectos de las sequías que están sometiendo a una cruel hambruna a la población; estas sequías se entienden como resultados ya patentes del cambio climático. Para Tupy, deberíamos tomarnos esto como una amenaza y advertir que Robert Mugabe, el tirano que gobierna Zimbabue desde hace treinta y seis años, sabe que
«…there are plenty of gullible Westerners willing to believe that the frighteningly vile and comically incompetent government isn't at the root of Zimbabwe's food shortages, but that global warming is to blame. Of course, this is pure nonsense. Botswana and Zimbabwe share a border and their climate and natural resources are exceptionally similar. Yet, since 2004, food production has increased by 29 percent in Botswana, while declining by 9 percent in Zimbabwe. It is not drought but government policies that make nations starve!»
Por supuesto, nada resulta mejor acogido por una burocracia corrupta que una lluvia de millones bienintencionados. Un desarrollo más extenso y con los datos pertinentes, aquí.
Con todo esto, me pregunto si el debate acerca de la naturaleza y gravedad del cambio climático, tan atravesado hoy en día por la propaganda, acabará por resolverse mediante la pura confrontación de intereses entre donantes y beneficiarios. Si a fin de cuentas la oposición de incentivos no será más racional que el choque de eslóganes. ≈

3 comentarios:

  1. Pues sí, y por cierto volviendo a escuchar Genesis ultimamente. ¡Ah, tiempos...!

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  2. Sí señor!!! Yo siempre los tengo cerca, y leyendo las memorias de Rutherford.

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