miércoles, 20 de abril de 2016

Ecos del pasado y un trabajo a medio hacer

Estaba a punto de trabajar en un post sobre la entrevista a Otegi en Salvados, pero un vistazo a El País nos regala la sorpresa de devolvernos al caso de Alpha Pam, joven inmigrante fallecido en Palma de Mallorca por tuberculosis. Como se recordará, el caso se convirtió en una punta de lanza para protestar contra los recortes en la sanidad pública. Ante la polémica, el gerente del hospital fue fulminantemente destituido y entró en una serie de molestias legales de las que acabó saliendo bien parado.

La de hoy en El País es una crónica del género "interés humano": José Naranjo, su autor, nos explica cómo la familia senegalesa de Alpha Pam ha vivido el duelo de un fallecimiento que, por si fuera poco, les privó de una fuente de ingresos tanto más notable cuanto que sus condiciones de vida apenas sobrepasan la mera subsistencia. Este es tono que domina el texto:
Casi a partes iguales, las calles de Thiaroye sur Mer están pobladas de arena y de ausencias.
Todo se comparte en casa de Fatoumata [la madre de Alpha Pam]. Sobre todo la escasez.
Le duele recordar. Se aferra a las fotos de su hijo porque es lo único que le queda (…) Lo de Alpha es otra cosa, es un desgarro, una puñalada en el vientre. Intentar explicarle que todo ocurrió porque el Gobierno español había aprobado un decreto que excluía a los inmigrantes sin papeles de la atención sanitaria es en vano. Fatoumata sigue sin entenderlo.
Ahora bien, el contenido obliga al autor a contextualizar entrando en el terreno de lo fáctico:
El joven llevaba seis meses enfermo sin que su familia lo supiera. Siete visitas al centro de atención primaria de su barrio acabaron en una derivación al hospital de Inca para que le hicieran unas placas. Presentaba dolor torácico, escalofríos, náuseas y cansancio extremo pero, aunque acudió hasta en dos ocasiones al centro hospitalario, ni le hicieron las radiografías ni mucho menos lo ingresaron. ¿El motivo? No tenía tarjeta sanitaria. El 21 de abril, "ese domingo", Alpha muere en su casa de Can Picafort en medio de un gran charco de sangre.
Naturalmente, como se trata de una crónica de interés humano, el periodista no se ha visto en la obligación de requerir la versión de los otros implicados. Cuando se usa el género periodístico para excusar el uso del contraste de versiones, ¿es exagerado hablar de manipulación?

Terminaré yo el trabajo de José Naranjo. A continuación copio (sin pedir permiso) la versión de los hechos publicada por Fernando Navarro, el gerente destituido, en el blog de Santiago González el 26 de mayo de 2013. Es un texto que arroja luz no sólo sobre el incidente; también ilustra convincentemente acerca de la verdadera extensión del derecho a la atención sanitaria vigente en España y sobre el nivel del debate público en España.
A finales de febrero se detectan dos casos de tuberculosis en el Hospital de Inca: dos niños senegaleses, hermanos, que viven en Can Picafort, en el norte de la isla. Como se trata de una enfermedad infectocontagiosa el jefe de servicio de pediatría del Hospital y el de medicina preventiva se ponen en contacto con los familiares de los niños e intentan convencerlos para que les proporcionen los nombres de todas las personas que han convivido en la vivienda. Los familiares se muestran reacios a suministrar la información: resulta evidente que la persona o personas que han convivido con los niños son emigrantes ilegales, y a éstos, como es natural, no les gusta proporcionar mucha información sobre su situación. Este es un problema que nos encontraremos a lo largo de toda la historia. Finalmente los médicos del Hospital obtienen una información: efectivamente hay una persona que ha convivido con los niños en las últimas semanas, aunque su nombre no es proporcionado.
Desde el hospital de Inca se activa el Protocolo de Enfermedades de Declaración Obligatoria (EDO) y se notifica del caso de tuberculosis a la Dirección General de Salud Pública avisando de la existencia de ese desconocido que ha estado en contacto con los niños, del que se sospecha que puede ser el portador original del bacilo. De acuerdo con lo que posteriormente me contarán, en Salud Pública se ponen en contacto con la Policía Local de Can Picafort, que acude al domicilio de los niños, localiza al desconocido, y lo lleva al Centro de Salud (de Can Picafort). Allí le realizan un Mantoux, una prueba para determinar si tiene o ha tenido anticuerpos de tuberculosis. Su nombre es Alpha Pam. Esto sucede el 25 de febrero.
El 28 de febrero Alpha Pam vuelve a acudir al Centro de Salud, donde se le dice que el Mantoux ha sido negativo. Sin embargo es derivado a Urgencias del Hospital de Inca para mayor seguridad. En el volante de derivación el médico del Centro de Salud indica el resultado negativo del Mantoux y la circunstancia de haber estado en contacto con tuberculosis, y recomienda la realización de una placa torácica.
El 4 de abril, 35 días después, Alpha Pam acude a Urgencias del Hospital de Inca. Como en todos los casos Alpha Pam pasa sucesivamente por el mostrador de admisión (en el cual hay un administrativo), por el mostrador de triage (en el cual hay un enfermero), y por el médico de urgencias. El enfermero de triage lo clasifica como urgencia de nivel 4. Hay cinco niveles de urgencias, siendo 1 la más grave. Una urgencia 4 es una urgencia banal, que en principio podría ser atendida incluso en el PAC del propio Centro de Salud. Esto parece indicar que ni Alpha Pam le ha mencionado el contacto con tuberculosis ni le ha mostrado el volante de derivación desde Atención Primaria porque en cualquiera de los casos el enfermero habría activado inmediatamente un protocolo de aislamiento del paciente. Por su parte el médico anotará en el parte de alta haber tratado al paciente por tos y dolor de garganta, haberle diagnosticado bronquitis, haberle recetado antibióticos y antiinflamatorios, y haber encomendado la vigilancia de la evolución de la enfermedad a su médico de cabecera: tampoco parece haber sido informado de la posibilidad de tuberculosis. El error idiomático debe ser descartado: Alpha Pam llevaba años residiendo irregularmente en España y hablaba correctamente español.
Alpha Pam no vuelve a aparecer ni por el Hospital ni por el Centro de Salud, y el 21 de abril, con 27 años de edad, muere por tuberculosis en su casa. Cinco días más tarde aparecen por urgencias del Hospital de Inca otros dos emigrantes senegaleses que declaran haber mantenido contacto con Alpha Pam, y se les proporciona el tratamiento antibiótico profiláctico contra la tuberculosis.
A partir de ese momento se desata la tormenta. A los dos días de ser atendidos en el Hospital de Inca los compañeros de Alpha Pam ponen una reclamación exigiendo, curiosamente, ser atendidos. Más curioso aún: una de las reclamaciones se presenta escrita en correcto mallorquín. Simultáneamente los diputados autodenominados 'econacionalistas' comienzan a lanzar andanadas contra la sanidad balear y su consejero, Martí Sansaloni.
Lo consignado hasta aquí es una fría descripción de los hechos. Resulta muy complicado continuar con una descripción lineal de las acusaciones porque la técnica empleada es, digamos, impresionista, a base de brochazos dispersos que provocan un potente efecto visual en el espectador: ha muerto un hombre joven; es negro; es emigrante irregular; no tiene recursos; gobierna el PP; el PP es insensible y ha hecho recortes; se le ha denegado la asistencia; nuestro corazón (el de Fina Santiago y Biel Barceló) sangra por los desfavorecidos… Ante esta acusación difusa la defensa racional se vuelve tan inútil como argumentar ante un coro de cacatúas. Cuando son desalojadas de una rama (por ejemplo, cuando se demuestra que la supuesta inasistencia al emigrante no ha existido) las cacatúas se desplazan a otra sin dejar de cacarear (y sin disculparse por haber ocupado injustificadamente la rama previa).
En cualquier caso esta dificultad se vuelve irrelevante porque el Consejero prohíbe al gerente del Hospital que se defienda ante los medios con el argumento de ser preferible centralizar la información en su gabinete de prensa; el gabinete por su parte renuncia a una defensa eficaz.
Con los socialistas incorporados a las protestas las acusaciones comienzan poco a poco a perfilarse (aunque no mucho). Como el largo periodo de tiempo transcurridos entre la visita de Alpha Pam al Centro de Salud y la realizada al Hospital enturbian un poco el relato se comienza a insinuar que en ese periodo ha intentado infructuosamente ser atendido en varias ocasiones, pero que la asistencia se le ha denegado por carecer de recursos. Los compañeros de Alpha Pam se apuntan a la historia y se animan a precisar un par de fechas. Resulta ser una mala idea: la grabación de las cámaras de seguridad del Hospital demuestra que la historia es falsa (para cualquiera que trabaje en sanidad pública, por cierto, esta versión es completamente inverosímil desde el primer momento: en Urgencias se atiende a todo el mundo). La acusación deriva entonces hacia otro punto: Alpha Pam ha sido atendido, sí, pero se le ha obligado a firmar un compromiso de pago en admisión de urgencias. ¿Y esto qué es? Explicarlo es, me temo, un poco coñazo. Allá voy.
Los españoles tenemos garantizada asistencia sanitaria gratuita total prácticamente en todos los casos. Además de los trabajadores, pensionistas, parados etc, todos aquéllos que perciben rentas anuales inferiores a 100.000 € pueden disfrutar de ella. Pero este derecho no es automático: es necesario obtener previamente la tarjeta sanitaria. En el caso de las personas con rentas inferiores a 100.000 € con carácter previo a la obtención de la tarjeta es necesario realizar unos trámites previos en el INSS. Si no se presenta la tarjeta se obtiene, desde luego, la asistencia sanitaria, pero el paciente firma un documento en el que se le dice que si en un determinado plazo no la presenta se le podrá facturar. Este es el compromiso de pago.
En cuanto a los extranjeros que viven en España, los que residen legalmente tienen reconocida la asistencia sanitaria total gratuita en términos similares a los españoles, y también tienen que pasar por el INSS. Por su parte los que están en situación irregular (los 'sin papeles') tienen derecho a asistencia sanitaria gratuita en determinados casos: urgencias, menores, embarazadas, EDO's y casos de trata de blancas o asilo político. Este derecho sí es automático: al emigrante ilegal le basta con manifestar su condición para obtener la asistencia sanitaria gratuita en los supuestos mencionados. Por último, los turistas no tienen reconocida la asistencia sanitaria gratuita.
Es muy importante destacar dos cosas. Una, que el no tener derecho a asistencia sanitaria gratuita de urgencias no quiere decir que no se tiene derecho a asistencia sanitaria de urgencias: esta se recibe en todo caso, pero puede ser facturada posteriormente. Dos, que el procedimiento administrativo por el que se solicita el compromiso de pago no es un filtro previo a la asistencia: ésta se obtiene en cualquier caso.
Los compromisos de pago se llevan al departamento de facturación, que decide si la asistencia es facturable. El sistema presenta algunos problemas. Para empezar ¿cómo se distingue a un emigrante ilegal, que tiene derecho automático a asistencia sanitaria gratuita de urgencias, de cualquier otro colectivo que no la tiene? Como he dicho no es habitual que un emigrante ilegal diga que lo es. Es más fácil, por ejemplo, decir que es un turista, firmar el compromiso de pago, y dar una dirección falsa. La asistencia de urgencias entonces se le facturará, pero la factura no llegará y aquí paz y después gloria.
En resumen todo el caso se reduce a que Alpha Pam llegó a Urgencias de Inca y fue atendido, aunque su tuberculosis no fue detectada. En el proceso firmó un compromiso de pago que no llegó a convertirse en una factura. Punto final.
Ahora el consejero de Sanidad Martí Sansaloni, asustado ante la campaña que se había alzado contra él (recordemos: el PP es cruel y racista y niega la asistencia sanitaria a los pobres emigrantes tras robarles su dinero) ha optado por una solución innovadora: se ha puesto al frente de la manifestación contra sí mismo. Efectivamente, al echar violentamente la culpa al Hospital de Inca (y su humilde gerente) ha reconocido dos cosas: a) que la culpa existía y b) que los socialistas y econacionalistas tenían razón.
Una última cosa. En la rueda de prensa que el joven consejero Martí Sansaloni convoca para explicar mi cese afirma que éste es debido a errores en el tratamiento administrativo de los emigrantes en situación irregular, lo que resulta sorprendente porque las instrucciones y protocolos que rigen este tratamiento administrativo se dictan directamente por los Servicios Centrales del Servicio de Salud de Baleares. Es decir, por él.
Fernando Navarro

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