A mí Sarkozy me parece un personaje (digo bien: personaje) fascinante. Aclaro que la fascinación es una sensación que nada tiene que ver con la simpatía o antipatía producida por el objeto. Igual puede quedar uno absorto estudiando una araña que contemplando el cuerpo de su amada. Aquí una última muestra del carácter de Monsieur Le President cuando le preguntan sobre los rumores de crisis en su matrimonio.
Descontada la acritud en sus reacciones, me parece que la retirada de la entrevista no es una mera espantá, sino una reacción digna y humanizadora del estadista. La decisión de emitir estas imágenes, eso sí, me parece indignante y alejada de la estatura que se le supone al mítico 60 minutes. Uno tiene estas manías: despreciar el off the record, el rumor, el margen de la noticia, lo que no se concibió para ser público.
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