miércoles, 29 de agosto de 2007

Los himnos de Quin


[Os bos e xenerosos / a nosa voz entenden / e con arroubo atenden / o noso ronco son, / máis sóo os iñorantes / e féridos e duros, / imbéciles e escuros / non os entenden, non...]

Anxo Quintana tiene a bien ofrecernos de vez en cuando los mejores ítems de su repertorio argumentativo para que nos entretengamos todos pensando un poquito. Su último motivo de reflexión es el pequeño escándalo que se ha montado en torno a la oportunidad de enseñar el himno gallego en las proyectadas galescolas, creadas a imagen y semejanza de las ikastolas que nos han proporcionado, entre otras ventajas, algunos de los más conspicuos representantes del terrorismo patriótico.

Para que no haya malentendidos, se debe aclarar que la iniciativa de enseñar el himno durante el ciclo de Educación Infantil partió de él y de su partido. La Conselleira de Educación, la socialista Laura Sánchez Piñón, se apresuró con buen criterio a recordar que el desarrollo de los currículos corresponde a su departamento, y que el himno no figura en aquéllos para edades tan tempranas.

Magnífico momento para que Quintana, aprovechando una celebración partidaria, haya estallado en llamas patrióticas. Acusa al PP de ultrajar a los gallegos comparando el himno compuesto por Eduardo Pondal y Pascual Veiga con un eructo; lo cual no es equivocado ni falso, sino una redonda mentira (*). Como mentira es decir que el propósito de la conselleira sea prohibirlo, a condición de saber que no impartir una materia es cosa bien distinta de prohibirla.

No, amigos, el victimismo de Quin no se para en barras: “Aquí el himno es considerado pornografía, como un videojuego violento o como un eructo”. Y todavía me estoy preguntando a qué o a quién se refiere; ingenuo de mí, como si a un nacionalista alguna vez le hubiera importado que las ofensas de las que se duele sean reales.

Y es que la izquierda española le decepciona, porque “siempre está dispuesta a seguirle el juego a la derecha más rancia”. Cuánta razón tiene Quin, y cuánto lamento que la izquierda española siga en efecto el juego al rancio conservadurismo del Bloque y de todos los que le votan convencidos de que su doctrina nacionalista es liberadora, con el mismo apego a la evidencia de quien confía en que el agua se pueda convertir en vino.

¿Sólo hay quejas? Qué va. Nuestro amigo nos describe con tintes sentimentales aquella nochebuena en la que, a sus cinco añitos, descubrió el himno cantado en familia “con un respeto profundo”… Todo un argumento de autoridad, puesto que a partir de ahora no cantar el himno gallego supondrá la omisión del reconocimiento debido a la familia Quintana, que mantuvo con vida “esos versos preciosos” en la larga y oscura etapa de la dictadura.

Y, para terminar, la referencia inevitable: “Lo que no consiguió Franco no lo conseguirá nadie en este país”. Por “este país” entiéndase a Galicia. Y ahora me lo explico todo. Las carreteras secundarias de tercera, las autovías trituradas, los incendios forestales, la dichosa preocupación identitaria como pantalla que todo lo justifica, la obsesión por los símbolos… Así, ciertamente, me doy cuenta de que la profecía quintanesca está en vías de cumplirse, de que lo que no consiguió Franco (eminente gallego, como recuerdo en cada ocasión que se me presenta), ni luego Fraga durante tantos años, tampoco vaya a conseguirlo la actual administración: que los gallegos se preocupen de lo que verdaderamente cuenta.

Porque este otro ejemplar de gallego, Antón Reixa, ha escrito una columna en El País (edición Galicia) en la que culpa de la polémica del himno… ¡al PP! O es tan ignorante que no sabe siquiera que la discusión se inició en el seno del bipartito, o no le interesa saberlo. Y, saltándome el mandamiento que me prohíbe hacer juicios de intenciones, me paro a pensar en las subvenciones que recibe de forma concomitante a la manifestación de sus simpatías políticas.

Y pienso en otras coincidencias. Por ejemplo, en el actual debate interno del PNV, en el cual se decidirá a qué velocidad van a plantear la cuestión soberanista a pesar de que siguen faltando las condiciones para un debate plenamente democrático en el País Vasco. Por ejemplo, en Carod Rovira haciendo abuso tanto de su ignorancia sobre hechos históricos como de su reducida representación parlamentaria para proponer a fecha fija un referéndum de autodeterminación a la catalana manera. Y termino preguntándome por qué estamos siempre igual, y de quién es la culpa. Y sí: buena parte de la culpa la tiene nuestro gobierno, como la tiene el partido que lo sustenta, el PSOE, no en mayor medida que el PP, también adicto a los nacionalismos cuando se trata de gobernar el Estado o lo que sea. Por eso creo que merecemos otra cosa.

Nota:
* Núñez Feijóo había respondido que a los niños de tres meses hay que enseñarles, en vez de himnos, a dormir y a eructar. No son palabras dignas de un Cicerón, pero tampoco merecen la interpretación injuriosa que el Vicepresidente de la Xunta interesadamente les da.

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