P. ¿Sigue pensando entonces que, pese a los costes que ha tenido, valió la pena todo ese gigantesco esfuerzo?
R. Intentar salvar vidas vale la pena, aunque uno se deje jirones. No es que sólo valga la pena, es que no me lo perdonaría a mí mismo. Intentar salvar vidas desde los principios democráticos. Sería un presidente sin alma, sin entrañas.
Confirmado: visto lo visto, ya podemos establecer que ZP es el Presidente del Gobierno más insustancial desde la transición.
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