jueves, 20 de agosto de 2015

¿Un líder de talla europea?


Desde que Syriza gobierna los griegos parecen tener sólo malas noticias: han empeorado sus resultados económicos (lo cual quiere decir que viven aún peor que antes), han agravado su problema de deuda, han retrasado las reformas económicas necesarias, se han sometido a un corralito bancario, han participado en un referéndum planteado en términos viscosos y cuyo resultado no podía ser tomado en consideración ni siquiera por los convocantes… Estos pobres resultados se rompen contra el dique de la popularidad del Primer Ministro, al parecer intacta a pesar de haber incumplido con entusiasmo sus promesas rupturistas.
La digna, si bien tardía, dimisión de Tsipras después de estos meses de vaivenes, ineptitudes y decepciones aclararía, creo yo, bastante las cosas. Podría ganar las próximas elecciones el único político que representaría para sus votantes una suerte de austeridad de rostro humano, la mejor posibilidad para que la opinión pública griega tolere en una mayor medida las medidas de racionalización económica que la sensatez sugiere. Si Tsipras admite ese papel ante los suyos y ante la Unión Europea, se convertirá en una piedra preciosa que la todopoderosa Merkel estará obligada a custodiar. Sacrificar el temerario oposicionismo de antes le haría paradójicamente más fuerte en el juego europeo de los opuestos que se necesitan mutuamente. Y con ello los griegos saldrían ganando.

Lo iremos viendo con interés, aunque sin mucho optimismo.

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