domingo, 15 de enero de 2006
Renovación continuista
Si hemos de creer a los cronistas, Fraga ha descrito el último congreso del PPdeG como una "renovación continuista". Es una bonita expresión que semeja dos platillos en una balanza perfectamente equilibrada: renovación y también continuismo, nuevas caras y también viejas, la galicia urbana y también la agraria, jóvenes y también mayores, birretes y también boinas, virginidad y también matrimonio, etcétera. Debe de ser satisfactorio afrontar los dilemas de la vida con la suficiente pericia como para no renunciar a nada. Sin embargo, ingenuamente me había hecho ilusiones de que el platillo de la renovación pesara más que el del continuismo. Al congreso entró un PP gallego alegremente acompañado por los sectores que habían entrado en política para enriquecerse (no lo digo yo, lo dijo López Veiga) y del congreso salió un PP gallego con las mismas amistades. Es la dura ley pero ley del electoralismo de favor, autobús y bocadillo, ahora con la máscara tecnocrática y aseada de Núñez Feijóo: muy gracioso cuando se ve en la distancia, pero más siniestro cuando nos acordamos de que los favores siempre se cobran.
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