miércoles, 10 de mayo de 2006

Dos anuncios

Uno
«Habitará el lobo con el cordero y el leopardo se acostará junto al cabrito; el becerro, el cachorro de león y el borriquillo andarán en compañía y un niño chico los pastoreará; la vaca y la osa pacerán juntas y juntas cuidarán a sus criaturas, y el león como el buey comerá paja; el niño de pecho escarbará en la hura de la víbora y el recién nacido meterá la mano en la madriguera del alacrán; nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi monte santo, porque la tierra estará llena del conocimiento de Yahvé como henchida de agua está la mar»
Es la famosa profecía del Monte Santo del libro de Isaías (11, 6-9). La humanísima ley según la cual nuestro lenguaje recaerá sempiternamente en las mismas fórmulas vuelve a cumplirse: ahora lo comprobamos en un spot en el que los metros que no llegaban empiezan a ser puntuales, los campos resecos reciben el riego de flamantes pívots, se crean nuevas carreteras (¿esta vez sin peaje?) y los correos electrónicos largamente anhelados son recibidos en tiempo y forma.
Hablo del anuncio que pide el voto en el referéndum sobre el Estatuto de Autonomía para Cataluña. Me pregunto quién tendrá el valor de votar «no» a una ley que, según parece, opera todos los milagros antes inalcanzables (¿por qué a CiU se le ha escapado esta lectura, nada favorable a sus intereses?): dinero para el riego, más trenes y carreteras, conexiones de banda ancha y una Cataluña en color.
Según creo, ni siquiera el Yahvé veterotestamentario daría el visto bueno a una campaña tan interesada y parcial, y pagada con dinero público.

Dos
El joven Leo Tolstoi se quedó castigado, incapaz de pensar en otra cosa que en el oso blanco, hasta ver en el siguiente anuncio a Bonelo anunciando cerveza.

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