sábado, 4 de febrero de 2006

Mis delgadas líneas rojas

La mujer que quiera enamorarme nunca, NUNCA, deberá proferir una de estas sentencias o apotegmas:

«No puedo estar sin hacer nada»
«¿Eres así de rápido para todo?»
«Busco al hombre de mi vida»
«El pan está seco, la sopa sosa, el vino picado, el filete demasiado hecho y el camarero me mira mal»
«Las mujeres somos más sensibles»
«Necesito estar con alguien»
«Yo digo las cosas a la cara»
«Qué peli más chula. Me encantó la fotografía»
«Si las mujeres mandásemos todo iría mejor»
«¿Puedes leerme el pensamiento?»
[después de hora y media de narración] «...y entonces él me dijo: "ya ves". ¿Tú te crees?»
«Es que soy así»

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dando por hecho que estás líneas rojas las has trazado empiricamente, osease, que son cosas que te has dicho (porque si damos por hecho que has estado fantaseando con las cosas que te jodería que te dijera una chati, entonces te voy a mandar a un amigo mío sicólogo muy bueno):
hay que ver la de sinceras que te han tocado (¿o es todo el rato la misma?). Porque lo de la rapidez, lo de que pretenden que les leas el pensamiento y los motivos ocultos (con razón) para el rollete no lo revelan hasta que es demasiado tarde. Lo llevan de serie, como las orcas el instinto asesino.
Al que le parece fatal todo en el restaurante soy yo, me arrepiento mucho mientras lo estoy diciendo, pero no puedo evitarlo. Me han malcriado.
Me estaré haciendo viejo, pero ahora también me gusta la fotografía. O deformación profesional. O mi estricto optimismo que me impide reconocer que he tirado miserablemente hora y media en una sala.
Las mujeres hiperactivas son EXTREMADAMENTE útiles en la vida adulta, ya lo probarás.
Lo de decir las cosas a la cara, mientras sea rapidito, tampoco está tan mal. No hay nada peor que una chica que te la guarda.
Ellas también desconectan durante nuestras teorías y discursos. Y además saben poner cara de interés. Y cuela. Les resulta muy útil para sus fines consiguientes.
Es que son así.

En resumen, que unos buscándose la vida y otros poniendo condiciones. Y que de éstas, las que te sobren, me las pasas.

(y mira, ni voy a firmar, que me ha salido pelín misógino todo esto. Será porque estoy en plena guerra de sexos)
F