El problema político que se va a plantear con una claridad cada vez mayor es la conciliación entre la influencia de nuestras decisiones en la vida de los demás y la necesidad de defender la autonomía individual de las intromisiones ajenas. Lo que significa, en resumidas cuentas, dudar de la legitimidad de la eficacia que hoy concedemos al voto.
Debo reconocerlo: afirmo lo anterior porque creo que el comportamiento de la ciudadanía está siendo mediocre. ≈
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